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El hecho de tener un perro puede parecer lo más natural del mundo; ellos están en donde sea, cuando vamos a un parque parece que el mundo está llenlo de caninos, y al parecer todo mundo tiene uno.

Sin embargo el hecho de tener un animal de este tipo no es tan fácil y no es cosa sencilla. En este espacio nos hemos manifestado muchas veces en contra del “perro de azotea”, esos pobres animales que viven enclaustrados en un espacio reducido del que nunca salen y desde donde parecen ver pasar la vida.

Un perro no es una criatura para tener amarrada o confinada en una jaula a la buena de Dios; es por eso que presentamos una pequeña guía de cuidados básicos para aquellos que inician en el fascinante mundo de las mascotas y también, como no, a manera de repaso (por si se les olvidó algo) a los que ya tienen un can.

Placa

Nuestro perro debe de tener un collar y una placa; el primero sirve para decirle al mundo que es un animal con un dueño y el segundo para colocar tanto el nombre de la mascota como nuestros datos (teléfono y nombre). De esa manera si el perro se pierde la persona que lo encuentre sabrá a quien recurrir.

Baño

Todos los peros se deben de bañar de forma periódica; la recomendación es que se haga de manera mensual. Si lo hacemos en períodos más cortos corremos peligro de que su piel se reseque; en caso de que se ensucien mucho “entre baños” una simple limpieza con una toalla húmeda puede ser suficiente.

Lo que si debemos de tomar en cuenta, sobre todo si nuestro perro pertenece a las razas “peludas” es la de cepillarlo de manera frecuente (a veces diariamente); de esa manera mantendremos su pelo desenredado y limpio.

Revisión

Vale la pena por lo menos una vez al mes hacerle al doctor y darle una revisada a nuestro perro: checar las almohadillas de los pies, ver si no tiene algo en la piel o en el pelo y revisar que su dentadura esté bien y de que no sufra ningún dolor. En caso de que detectemos algo extraño, consultar de inmediato con el veterinario.

Las revisiones de salud completas (y hechas por un ojo más experto) también son recomendables que se hagan por lo menos una vez al año.

Comida

No nos cansaremos de decirlo: los perros no son seres humanos y no comen lo mismo que nosotros, tampoco son nuestros “basureros” para los restos de la mesa. Hay que recordar que muchos alimentos que para nosotros son inocuos, a ellos les hacen daño y pueden afectar su salud. Lo mejor es acostumbrarlos a una dieta basada en alimentos especiales.

Ejercicio

Tampoco nos cansaremos de decirlo: el ejercicio es sumamente importante con al gran ventaja de que si los llevamos a ejercitarse, nosotros también lo haremos. Un perro que no “trabaja” tenderá a engordar y a adquirir enfermedades propias de esa condición por lo que: ¡A la calle!

Paternidad responsable

Otro tema recurrente: si no queremos transformarnos en criadores de perros, lo mejor es esterilizar a nuestra mascota. De esa manera eliminaremos el problema propio –tener que buscar hogar a una camada de perritos chillones– y el problema general –cientos de perros callejeros que sufren de una existencia terrible de maltrato y rechazo–.

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El hecho de tener un perro es una gran responsabilidad. Su cuidado y la forma en que lo tratemos demuestra de muchas maneras nuestra propia educación y calidad como seres humanos.

Si vamos a echarnos encima el compromiso de tener un perro, lo debemos de asumir plenamente y hacerlo de la mejor manera posible.

Para más información respecto a la mejor manera de cuidar a un can, les recomendamos preguntarle al experto.

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